Los dibu perdidos

 

Mención Especial Categoría Entornos Digitales

Valeria Miriam Zaffaroni

Escuela N.°1280, Soldado de Malvinas

Rosario, Santa Fe

 

El proyecto surge en la Escuela N.° 1.280: Soldado de Malvinas, ante la necesidad de poder incentivar a alumnos de entre 7 y 8 años de edad, de 2.° grado, a que se apropien de buenas prácticas de lectura y que produzcan narraciones por sí solos, en un contexto en el que la lectura y la escritura no son moneda corriente; y en donde las dificultades de salud están presentes. Grupo muy heterogéneo en cuanto a la diversidad sociocultural, proveniente de familias de escasos recursos, muy vulnerables como consecuencia de ello; condicionando así el proceso de enseñanza–aprendizaje.

En general los niños son activos, participativos y afectivos, en ocasiones manifiestan sus gustos, opiniones, pensamientos, se cuestionan entre sí. Algunos presentan problemas de adaptabilidad escolar, destacando que les cuesta mucho realizar actividades individuales así como también producciones propias, requiriendo todo el tiempo la intervención del docente o de otros pares, y como último recurso dejar la actividad sin resolver sin que esto genere en ellos ninguna inquietud. Con esta problemática tan compleja el objetivo principal y fundamental para con ellos es fomentar buenas prácticas de lectura y escritura, utilizando como medio las historias de los dibujitos animados en la producción de un libro propio y la animación digitalizada de sus personajes de la cual puedan apropiarse, estimularlos a que creen y compartan con otros las suyas ya sea como un libro de los que compran en una librería, de los que están en la biblioteca o como dibujitos de los que miran en televisión.

Un efecto positivo de los dibujos animados en los chicos es la estimulación del aprendizaje. Los dibujos animados ayudan a alcanzar los objetivos de los programas de educación y ayudan a niños a alcanzar altos niveles de aprendizajes. Utilizar los personajes de los dibujos animados en materiales del salón de clases estimula la conducta interpersonal, el aprendizaje y el desarrollo social del niño. El uso consistente de los mismos personajes de los dibujos animados ayuda a que se sientan cómodos al expresar sus sentimientos y su entendimiento del sujeto. La intencionalidad educativa está dirigida a que pasen por una nueva etapa con alegría, donde subyace el derecho a la imaginación y la expresión por sí mismas, como un medio natural para desarrollar las capacidades intelectuales al máximo.

            Esta iniciativa constituye, en el hacer diario, un puente favorecedor de la comunicación, la relación con el otro (estableciendo vínculos afectivos) y la afirmación de la personalidad y el aprendizaje.

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